EL TREN AL
MÁS ALLÁ
En
Guayaquil, en plena bonanza cacaotera, los prósperos empresarios de la “pepa de
oro” contaban sus ganancias en sucres de fajo en fajo. Cuenta la leyenda, que dos contumaces delincuentes asaltaron la bodega de “Don
Nicolás”, uno de los hombres más acaudalados
de la época, cuyo negocio se asentaba al inicio de la calle Panamá. Los bribones luego de hacerse con el botín, huyeron
en precipitada carrera hacia el cantón Durán, aprovechando la corriente
favorable del manso Guayas a bordo de
una maltrecha embarcación. La Policía estaba al acecho y para evitar ser
atrapados desembarcaron impetuosamente al
pie de la estación Ferroviaria. Mientras entraban al complejo comenzó un
tiroteo, en el cual un certero disparo de uno de los ladrones impactó
directamente en la frente de uno de los policías, matándolo de contado.
En mitad
de la confusión, y mientras el resto de agentes se atrincheraban tras unas
columnas, la pareja de delincuentes consiguió subirse al tren mientras
escuchaban a su espalda la detonación de más disparos de los policías. La
máquina a vapor hizo sonar su clásica bocina y a los pocos instantes, emprendió
su marcha, escapando dentro de ella los ladrones.
Era de
noche y el vagón estaba prácticamente vacío, sólo había dos personas más en el
tren que acababan de abordar. Un mugriento mendigo encapuchado
que parecía inconsciente por su borrachera, aunque no soltaba una bolsa de
papel con la cual protegía una botella de licor. Y un hombre con aspecto de
abogado que, perfectamente trajeado, dormía con la boca abierta. Los
atracadores, al comprobar que no estaban en peligro, empezaron a reír su suerte
y a trazar un plan de fuga:
“Probablemente en la estación de Yaguachi, nos
esté esperando la mitad de la Policía de
Durán y Guayaquil; así que, en cuanto bajemos de este trasto, tenemos
que meternos corriendo en los arrozales. Dentro, ya buscaremos cómo escondernos
o escapar” –dijo el que parecía más inteligente de ambos; el otro, asintió
mientras vigilaba a los desapercibidos pasajeros.
La próxima
estación estaba cerca y justo al pasar
por el puente sobre el río Yaguachi
-aquel puente construido por la compañía EIFFEL- los pelafustanes contuvieron la respiración y
siguiendo la tradición pidieron un deseo. “Que
el Tren no se detenga”. Asustados
por la posibilidad de que un grupo de agentes armados les esperaran en el
andén, se agazaparon bajo los asientos: de ese modo, los asientos servirían de escudos
en caso de comenzar de nuevo un tiroteo. Pero, para su sorpresa, el tren no solamente
no se detuvo en la estación de Yaguachi, sino que además aumentó la velocidad de su marcha.
“ ¡ Se nos cumplió el deseo ! ”, -Dijo el
delincuente menos inteligente. “Seguro
que nos quieren llevar a un lugar que ya tengan controlado para evitar que
muera alguien más en la estación. Han dado la orden al maquinista para
que no se detenga” –Dijo el otro delincuente más reflexivo.
Visiblemente asustados, comenzaron a caminar como
locos por el interior del tren mientras buscaban un modo de
escapar; pero las puertas parecían selladas e incluso, disparando a la manilla
que les permitía cambiar de vagón, no consiguieron su propósito.
Una nueva
estación pasó ante sus ojos a toda velocidad. Era la estación del cantón Milagro, pero esta vez se dieron cuenta de un
detalle que en la anterior ocasión no detectaron. La gente que había en el
andén esperando no parecía inmutarse, como si no pudieran ver la potente
máquina que cruzaba a toda velocidad por la vía.
El tren
aumentaba su velocidad con cada metro recorrido. Pasaron fugazmente las
estaciones de Naranjito, Barraganental y Bucay. El tren entonces empezó a
adentrarse en las tinieblas de la montaña serrana.
“¿Qué pasa aquí? Esto no lo está haciendo ningún policía” – dijo el más callado.
De repente
la luz del tren comenzó a parpadear y tras cada momento de oscuridad el vagón
parecía distorsionarse y volverse cada vez más tétrico. Una especie de material
viscoso similar a la sangre comenzó a brotar de las paredes, los asientos que
antes parecían nuevos, envejecieron de golpe y se mostraban oxidados y con el
plástico derretido. Era como si hubieran sido expuestos a altas temperaturas o
alguien se hubiera dedicado a quemarlos con una llama.
Aterrorizados
e incapaces de articular palabra, vieron cómo una nueva estación se acercaba,
pero esta vez no encontraron un andén a su paso. En su lugar había una especie
de cámara de tortura en la que despellejaban vivo a un desdichado que gritaba
de dolor mientras lloraba sangre. Las cámaras se sucedían una por una y la
velocidad del tren se había aminorado, como para “deleitar” a sus pasajeros con
las más crueles y brutales formas de torturar y causar dolor, que cada vez eran
más sádicas y salvajes.
De repente
el tren se detuvo y el mendigo,
que hasta el momento parecía inconsciente a causa de su borrachera, se levantó.
Los atracadores se quedaron petrificados al observar bajo
su capucha un esquelético rostro de profundas cavidades oculares y un par de
mandíbulas batientes que vociferaron
palabras salidas de ultratumba: “Tú te bajas aquí, estafador” –dijo
mientras levantaba con un solo brazo al hombre trajeado y lo lanzaba fuera del
vagón.
Inmediatamente
un par de sombras que aparecieron del suelo le levantaron y llevaron hasta un
foso lleno de gusanos. El estafador comenzó a gritar mientras los gusanos le
atravesaban la piel y comenzaban a devorarle por dentro.
“Estos gusanos te devorarán en vida, como tú
lo hiciste al lucrarte como un parásito del trabajo y el dinero de los demás
para llevar una vida de lujos- dijo el falso mendigo que al que ya fácilmente se podía
distinguir como un demonio. “Uds. no
tendrán tanta suerte”. ¿Y a donde nos
llevan? –Aterrorizado preguntó el ladrón menos astuto. “Uds.
irán en este tren…..Al más allá……”
Nadie supo
más de esos delincuentes. Lo cierto es que cada vez que se pasa por el puente Eiffel
sobre el río Yaguachi, puedes pedir un deseo… pero debes tener mucho cuidado
con lo que pides…. Se te puede hacer realidad….”
(Adaptación
libre de Eddi Zavala Mendoza)
ACTIVIDADES
1.
Vocabulario. Busca en tu diccionario el significado de los
siguientes términos:
Bonanza
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Fajo
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Contumaces
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Acaudalados
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Bribones
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Botín
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Manso
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Maltrecha
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Acecho
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Impetuosamente
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|
Atrincheraban
|
|
Trasto
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Pelafustanes
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Andén
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Agazaparon
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Tétrico
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Viscoso
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Lucrarse
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2.
Identificación. Completa el siguiente cuadro:
PERSONAJES
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CARACTERÍSTICAS (FÍSICAS/MORALES)
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3.
Comprensión. Dibuja la ruta de escape de los ladrones,
desde la callé Panamá en Guayaquil, hasta la montaña serrana pasando por la estación de Bucay.
4.
Investiga. ¿Por qué al Cacao
ecuatoriano se le decía “la pepa de oro”?
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5.
Descripción. Enuncia los principales momentos del relato.
Introducción
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Nudo
crítico
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Desenlace
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6.
Responda.
a)
¿Por qué “Don Nicolás era un
acaudalado negociante?
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b)
¿Por qué razón los pillos tuvieron facilidad para escapar por el Rio
Guayas?
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c)
¿Qué sucedió en la estación del tren
de Durán?
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d)
¿En qué se diferenciaban los otros
dos pasajeros que viajaban con los pillos? ¿En qué se parecían?
e)
¿Cuál fue el deseo que pidieron los
delincuentes al pasar por el rio Yaguachi?
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f)
¿De qué detalle se percataron los
delincuentes en la estación de Milagro?
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g)
¿Por qué estaban asustados los
delincuentes?
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h)
¿Qué cambios sufrió el Tren tras
pasar la estación de Bucay?
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i)
¿Qué les intentó decir el anciano a
los delincuentes con la frase “Uds. no tendrán tanta suerte” ?
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7.
Actividades adicionales
a)
Justifique el título del relato
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b)
Después de leer el relato, ¿qué
título le pondría Ud.?
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